martes, abril 14, 2009

Una guitarra sin cuerdas


Mañana nos vamos. La misión ha sido un éxito tremendo. Estamos vacíos, lo hemos dado todo. Por el hotel du Katanga desfilan sin parar personas que saben que nos vamos mañana y quieren despedirse y de paso pedir algo. Que si regálame tu guitarra, tus altavoces, que si cómprame una figurita de madera, que si échame estas cartas en el correo cuando llegues a Europa, que si dame tu mail y tu teléfono...

Regalé mis cuerdas viejas de mi querida Camps, pues resulta que en Lubumbashi no venden cuerdas de guitarra española. Pero ayer me pidieron también las cuerdas mismas de mi guitarra. ¿Cómo negarme a ello? Así que regreso con una guitarra sin cuerdas, como dice la segunda estrofa de Nada, qué curiosa es la vida.

Patrick, el que dirigía el coro, me dice que entre los grandes éxitos de la misión ha sido el crear un estado de esperanza entre los artistas, unas ganas de mejorar, estudiar y autoafirmarse. Es curioso cómo un artista inseguro y a menudo deprimido con el mundo de la música como yo consigue transmitir confianza e ilusión a estos artistas congoleños ;-)

Por eso ha sido una experiencia maravillosa. También por todo lo que he aprendido sobre las personas y sobre la vida, que ya os iré contando poco a poco en este blog.

(Todas las fotos de este viaje: Sergi Agusti)

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