El sábado pasado volví al Teatro Ciego (Teatrociego.org). A disfrutar de A Solas Con Luz, la famosa cena en la oscuridad.
La experiencia fue increíblemente divertida. Llegué con tres amigos, dos chicas y un chico. Por supuesto yo me había olvidado las entradas en casa, pero menos mal que la divina Ana Clara de la boletería lee mi blog y no me puso ningún problema para darme unas nuevas.
Entramos a la sala agarrados de la acomodadora pues no se veía nada, la oscuridad era total. Había mucha excitación en el ambiente. Es verdad, como nos dijeron, que en la completa oscuridad se tiende a hablar más fuerte. Todo el mundo gritaba.
La comida está ya servida en el plato, básicamente son brochetas para que puedas comer con las manos. Y el vino en un vaso grande con base pesada para que no lo tires...
En nuestra mesa había una pareja además de Lisa, Nadia y Nathan que venían conmigo. Pero no sabíamos como eran, yo no me había fijado, por la excitación al entrar. Trataba de imaginarme a Clarisa, a quien tenía a mi lado ¡y no podía! ¡Pero me encantaba su voz, lo que decía y sobre todo como me agarraba la mano en la oscuridad! Pensé que deberíamos conocer así a las personas, a oscuras. Es la manera mejor de conocer su esencia. Sin nada que nos distraiga de ella, físico, ropa, símbolos de estatus, etc. Porque yo notaba la esencia de esta deliciosa mujer, muy hermosa, maternal, amorosa... También la de su acompañante, que parecía el típico seductor con mucho kilometraje ¡que pasaba de ella!
Empezamos a comer, empezó la obra de teatro simultáneamente. ¡Lo que pasa es que la obra que se desarrollaba en nuestra mesa era mucho más interesante que la del escenario!
Había una gran excitación y de repente empezamos a contar intimidades que jamás hubiéramos contado en una cena con luz, y mucho menos con desconocidos, ¿o sí?
Tras la obrita empezó Luz a cantar. Ella es muy guapa y canta muy bien lLo de guapa lo vimos luego). Hay un pianista ciego que la acompaña. Yo traté de besar a mi compañera de mesa ¡y casi lo consigo! Tenía su cara en mi mano, me acerqué lentamente, y cuando nuestros labios se iban a rozar ¡me esquivó! El mejor no-beso que he dado nunca. ;-)
Al final de la cena encendieron unas poquísimas velas y fue increíble. Me sentí como un ciego que tras la operación empieza a poder ver...
¡Y resultó que Clarisa era muy guapa! Yo había imaginado que no lo sería, así que la miraba con cara de tonto... Así que con esas emociones, no me preguntéis qué había en el plato porque no pude reconocerlo. Sólo si era dulce o salado. ¡Y sólo me acuerdo de LO DULCE!
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1 comentario:
Que bueno Carlos, y q bien contado...
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