miércoles, marzo 23, 2011
Alemán y argentino
A menudo siento que es igual de difícil para mí comunicarme acá en Buenos Aires que en Berlín. El alemán es una lengua difícil, que chapurreo un poco, pero por lo menos voy con pies de plomo, pues doy por supuesto que la comunicación es difícil. Y que probablemente no entienda lo que me dicen. En cambio acá, como hablan español, crees que te vas a entender fácilmente.
Ejemplos reales:
Una señora hablando de su hijos:
Ella: Tengo tres hijos.
Yo: ¿Todos chicos?
Ella: No, ¡tienen 10, 12 y 15!
(¡Yo pregunto si son todos varones, ella entiende si son pequeños!).
Mi amiga entra en el locutorio con muchas ganas de fumar, es de noche:
- ¿Vendéis tabaco?
- ¡No, lo siento!
¡Al día siguiente vemos montañas de paquetes de cigarrillos de todas las marcas, pero eso sí, nada de tabaco!
miércoles, marzo 09, 2011
Taxistas bonaerenses
Querida prima: Sabes que prefiero caminar al autobús, y éste al taxi. En Buenos Aires es difícil caminar porque las aceras son muy estrechas y están, en muchos barrios, literalmente destrozadas, con lo cual es muy difícil caminar y muy fácil torcerse un tobillo. Los colectivos (como llaman acá a los buses) son muy ruidosos y baratos, cuestan como 25 céntimos de euro. Pero lo mejor del transporte público son los taxis. Por los conductores.
Así como en Madrid los taxistas siempre van escuchando programas de fútbol y da la sensación de que los pobres no tienen vida más allá del fútbol y no les interesa otra cosa, la conversación con los taxistas de Buenos Aires da para tanto que siempre te fastidia llegar al destino. Conocí a un tipo que me contaba que más de una vez, al llegar de madrugada con un taxi a su casa, se había quedado hablando con él durante por lo menos dos horas, tan interesante era la conversación.
El otro día, al ir al Mercado de las Pulgas, tuve suerte a la ida y a la vuelta. A la ida, el taxista que debía de tener por lo menos 65 o 70 años, iba escuchando Wild Thing de los Troggs. A todo volumen. Le pregunté si era la radio, no me lo podía creer, y me dijo ¡que era de un CD que había comprado donde venían 13 álbumes en mp3, que le había costado 10 pesos! Y empezó: "¡Yo soy español! Vine acá en el 49 porque en España había racionamiento. El pan negro cada día te cansa. Por el tema de Franco, todos los países hacían embargo a España, no le compraban nada, no le vendían nada. Esto no se dice, la gente no lo sabe, o se ha olvidado. Se pasaba hambre… Había estraperlo. Se traficaba con las mercancías racionadas. Los productos tenían precios fijados por el Estado, si los cambiabas se te caía el pelo. Mi padre enfermó del pulmón y no había antibióticos por el embargo, así que tardó 2 años en curarse… Y eso porque estaba muy fuerte, si no, hubiera muerto. Cuando se curó ya no tenía trabajo, así que decidió que emigráramos a Argentina, que en el 49 era muy rica.
Ya en el barco vimos que se comía diferente. Un barco de la compañía Ybarra. Ya en Buenos Aires alucinábamos. Por 10 pesos comías una olla que alimentaba a toda la familia. Una olla con verduras, pollo, carne, tocino, de todo… Las pizzas eran el doble que ahora, nos sorprendía la cantidad de comida que había y lo barata que era. Y la gente se veía muy sana, nadie estaba gordo.
Yo soy catalán y siempre he hablado con mi padre en catalán, pero nunca lo había escrito. Voy a menudo al centro catalán a comer y a jugar a las cartas. Pero casi todos mis amigos regresaron o han muerto. Tengo a un hijo en Barcelona trabajando en un hotel y a una hija acá… Ve al centro catalán en San Telmo a comer, ya verás qué rico. Además tienen un teatro, el Margarita Xirgú donde suele haber buenas obras. Ha sido un placer y perdona la charla…".
Flashback. Madrid. En la radio del taxi, no paran de hablar de Mourihno. Le pregunto al taxista: "¿Quién es el tal Mourihno?". El tipo se da la vuelta para ver si le estoy tomando el pelo o soy un extraterrestre. Debo de tener pinta de extraterrestre, así que me contesta alucinado: "¡Es el entrenador del Madrid!".
A la vuelta del Mercado de las Pulgas de Palermo, donde por cierto no encuentro nada de lo que buscaba, tomo otro taxi, y esta vez el taxista tiene un fuerte acento cubano: "Oye brother, yo me fui a Miami en el 2002 tras la caída del país acá (el corralito). Allá trabajaba haciendo pan. Hacía pan judío, pita árabe, etc. No me gusta el sistema de allá, ni la comida. Se trabaja mucho y se come basura, brother... Vivía en Hialeah, el barrio cubano".
Le digo que yo también viví en Miami unos años, en Miami Beach.
-¿Dónde vivías?
-En Euclid Ave.
-?
-Sí, la paralela a Pennsylvania Avenue.
Y empezamos a recitar en orden las avenidas de Miami Beach: Pennsylvania, Washington, Collins, Ocean Drive, con nostalgia…
Y continúa: "Por repararles a los cubanos (imitarles en broma) se me pegó el acento. ¿Te acuerdas del "te llamo p'atrás"? (I call you back, te llamo de vuelta, ja, ja…). Pero extrañaba mucho mi país. Volví en el 2008 y monté una heladería en Mendoza, pero no funcionó y perdí la plata que había ahorrado en USA. Mi hijo montó una heladería en Bs. As. ¡y ahora tiene tres! Está claro que la plata se mueve en Buenos Aires!".
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